Soy un experto, no necesito anglicismos.

Un experto que no utiliza anglicismos ni tecnicismos complicados parece que no es un experto.

Disculpen, ¡No estoy de acuerdo!

El artículo de hoy surge ante una situación que cada vez se repite más y que entiendo es absurda.

El razonamiento que se está extendiendo es “Si alguien no utiliza anglicismos no sabe de la materia” o lo que es lo mismo “Cuantos más anglicismos puedas incorporar al discurso, más experto serás.”

¡Qué absurdo!

Mi área de experiencia es la de las finanzas empresariales.

Creo sinceramente que mis conocimientos en este ámbito son suficientes como para poderme considerar un experto en la materia, (aunque obviamente no lo sé todo).

Soy un experto, no necesito anglicismos.

Soy un experto, no necesito anglicismos.

Por ejemplo, sé qué significa “Cash Flow”.

Incluso sé pronunciarlo con un acento más que aceptable (Mi acento es más bien inglés, no americano, pero sin duda aceptable 😉 )

Cuando en mi discurso (sea en la empresa o en la docencia) me refiero al flujo de caja mis interlocutores me miran como si yo fuese un ignorante.

¡Pues no!

Señores, no sólo sé el término en inglés, me he tomado la molestia de entenderlo. De traducirlo y, lo que pienso es más importante, incorporarlo a mis conocimientos.

La traducción estricta será flujo de caja.

En finanzas antes lo denominábamos “técnicamente” flujo de tesorería.

Ahora parece que está de moda el anglicismo “cash flow”.

Tanto flujo de caja como flujo de tesorería entiendo que son opciones válidas.

Si utilizo flujo de caja es porque me parece que al interlocutor medio (no avezado en finanzas) le resulta más “cordial” el término caja, más comprensible. Parece que tesorería es más técnico, menos coloquial.

Igualmente hablaré de rentabilidad antes que de ROE, de rendimiento antes que de ROI, etc.

Sencillamente no me gusta “hablar raro”. ¡Prefiero que me entiendan!

Experto. Utilidad del idioma

Entiendo que el idioma, el que sea, ha de servir para entendernos.

  • Si estamos hablando en catalán prefiero los términos en catalán,
  • Si estamos hablando en castellano prefiero los términos en castellano,
  • Si estamos hablando en inglés prefiero los términos en inglés, etc.

Creo que debemos utilizar términos y/o expresiones de otros idiomas sólo cuando eso aporte mejor contenido al discurso.

Por ejemplo hay expresiones de cada idioma que son intraducibles.

Si en catalán digo “Déu n’hi do” quizás en castellano deberé traducir por “Caramba”, pero en la traducción se pierde algo del espíritu de la expresión.

O si en castellano digo “Hablando en plata” no podré traducir por “Speaking in silver”. Lo cual originará una sonrisa (como poco) en quien entienda el origen de la traducción literal mientras que el inglés se quedará “in albis” (latín = en la inopia o en blanco)

¿Por qué tengo que imponer a mi interlocutor que, además de entender el concepto que pretendo transmitir, conozca la expresión en un idioma distinto?

¡Él no es un experto! ¡O no tiene por qué serlo!

Experto. Conocimientos globales.

¿Si uso términos “globales” significa que sé más?

Creo que no.

Más bien, a menudo, significa que no me he tomado la molestia de realizar una traducción adecuada para facilitar el entendimiento.

Es decir, en mi opinión, si uso anglicismos a menudo lo que demuestro es que no me interesa que me entiendan sino simular que tengo conocimientos. Sinceramente, yo prefiero que me entiendan.

Parece ser que fue Albert Einstein que dijo aquello de “No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela.”

Pues mis abuelas no entendían de anglicismos, preferían que las cosas se las explicaran “para tontos” (Aunque algunos dirían para “dummies”).

Y si me tomo la molestia de “traducir” es porque soy un experto, no un cantamañanas. Dicho sea con todo mi respeto a quien prefiera utilizar anglicismos con conocimiento, no por vagancia y/o desconocimiento.

A menudo la excusa es:

“¿Sabes? Es que en mi empresa somos muy globales y nos comunicamos en un argot propio”

Primero, cuando empiezas por “Es que…”, mala señal. Estás buscando excusas.

Me parece una globalidad mal entendida.

¿No será que es más cómodo que el esfuerzo lo haga otro?

O citando a Henry Ford “Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizás este sea el motivo por el que tan pocas personas lo hagan.”

Segundo, ¿Por qué me impones que yo, que no pertenezco a ese grupo cerrado, conozca ese argot? ¿Quizás no quieres que te entienda? Entonces, ¿Es por falta de respeto?

¿Si uso términos “globales”  quizás pretendo demostrar que hablo idioma(s)?

Si es así, ¿Eso que aporta a mis conocimientos como experto en finanzas (o en lo que sea)?

Soy un experto.

Déjenme demostrar que soy experto en mi ámbito:

Perdón por auto-citarme, pero repasando los artículos ya publicados en este blog veo que en 29 de octubre de 2010 publiqué “Rating” y “Scoring” y decía que:

“Antes que nada debo reconocer que me disgusta el mal uso que hacemos de nuestro querido castellano y la tendencia actual a utilizar anglicismos. (¡Sin duda preferiría utilizar catalanicismos!). Tristemente, he de reconocer que es una guerra perdida. Cuando acabé la carrera, ante puntas de demanda nos veíamos obligados a “subcontratar”, más tarde comenzamos a “externalizar” y en la actualidad realizamos “outsourcing”. Con ello demostramos ser más globales, ¡pero la necesidad es la misma! Y no parece que el anglicismo aporte nada nuevo.”

Casi 5 años después continúo pensando lo mismo.

Entonces ya refería un cierto tiempo en el ámbito financiero.

Fíjese, por favor, en que comentaba que al acabar la carrera hablábamos de puntas de demanda, después externalizábamos y ahora gestionamos outsourcing. Eso supone un lapso prolongado de tiempo, es decir, “antigüedad”.

Así que por lo menos experiencia tengo.

La que tenía entonces y 5 años más ( 🙂 🙂  )

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, experto es:

  1. adj. Dicho de una persona: Práctica o experimentada en algo.
  2. adj. Dicho de una persona: Especializada o con grandes conocimientos en una materia.

Respecto de la primera acepción este mismo blog demuestra práctica, llevo años (justo acabo de cumplir el quinto) practicando el tema.

Respecto de la segunda acepción de nuevo el propio blog demuestra una cierta especialización.

Y no hay más acepciones, por tanto la utilización de términos extranjeros no supone experiencia.

Conclusiones:

Soy un experto

No es necesario usar anglicismos para demostrar experiencia.

Nos entenderemos mejor si no obligamos a aprender idiomas a nuestros interlocutores.

Este artículo: una necesidad

Apreciado lector, si has llegado hasta aquí, muchas gracias por tu paciencia. Y por favor, disculpa que hoy no haya referido ningún concepto financiero.

Este artículo suponía para mí una verdadera necesidad. Necesitaba “denunciar” lo absurdos que nos estamos volviendo al valorar expertos.

Un experto es quien tiene conocimiento de la materia que se requiere.

No es experto aquél que habla con palabras que, a menudo, ni él mismo es capaz de explicar.

Muchas gracias por tu comprensión y por permitirme explayarme.

Saludos

Raimon

Última revisión: 19 de octubre de 2015

Si este artículo le ha parecido interesante, por favor, compártalo con sus amigos. Para ello puede utilizar cualquiera de las redes propuestas a continuación.

¡Muchas gracias!

Print Friendly, PDF & Email