Independencia financiera

En la necesaria independencia financiera de la empresa hemos defendido desde el punto de vista teórico o conceptual que la empresa debe disponer de un componente suficiente de fondos propios.

Distribuir adecuadamente los vencimientos mejora la independencia financiera

Distribuir adecuadamente los vencimientos mejora la independencia financiera

(Llegir l’article en català)

Recordemos que la expresión independencia financiera se refiere a la posibilidad de que la empresa sea capaz de tomar sus decisiones de forma independiente. Sin injerencias de sus proveedores financieros. Por tanto, supone que la financiación empresarial tenga un componente suficiente de fondos propios. Pero también unos vencimientos de la deuda externa adecuados a su generación de valor (y de efectivo). Esta segunda parte se refiere, sobre todo, a la adecuación de los vencimientos y su distribución en el largo plazo.

Esa suficiencia de fondos propios la hemos cuantificado genéricamente como superior al 40 % de la financiación total de la Compañía.

¿Significa eso que una empresa con una capitalización inferior al 40 % está mal financiada?

 No necesariamente, pero es cierto que está asumiendo un riesgo financiero elevado (aceptando que toda generalización es falsa). Y asumir demasiado riesgo financiero lleva a perder el foco sobre lo realmente importante, la generación de valor.

Respecto de la adecuación de los vencimientos de la deuda externa, como norma, deberíamos huir de la concentración de deuda en el corto plazo. En este punto conviene recordar que la financiación externa debe adecuarse a las necesidades de la compañía, nunca a las del proveedor financiero.

¿Cómo podemos medir la independencia financiera?

Mediante el grado de capitalización de la Compañía. Es decir, la ratio Patrimonio neto / Financiación total. Una medida razonable de esta ratio se situará entre 0’4 (tendente al riesgo) y el 0’6 (tendente a la prudencia).

Mediante la ratio de autonomía, que relaciona el patrimonio neto (no exigible) respecto del pasivo (exigible). Entonces la medida razonable oscilará entre 0’67 y 1’50.

En cuanto a la distribución de los vencimientos de la deuda externa, no es medible, aunque si observable. Estamos en la era de la información, en consecuencia la información en cuanto a las previsiones de generación de caja y de vencimientos en el largo plazo son (más o menos) realizables.

¿Cuál es la situación en Impdista?

(Si lo desea, dispone del balance y la cuenta de resultados de Impdista, la compañía ficticia que sirve de base para estos artículos, en Diagnóstico empresarial ¿Cómo analizar el balance?)

La situación de Impdista en cuanto a su independencia financiera la hemos analizado en el artículo capitalización y endeudamiento, 2 caras de la moneda.

Incluir el mismo análisis bajo un enfoque distinto pretende aportar la reflexión de que a menudo un mismo concepto puede analizarse mediante enfoques distintos. Realizar estos análisis, aun y ser redundantes, permite un mejor acercamiento a la realidad de la empresa porque promueven reflexiones complementarias.

Así, en el artículo anterior apuntábamos que “la capitalización de 12 es muy superior a la de 08. El endeudamiento se ha reducido significativamente a la vez que ha mejorado la calidad del mismo.”

Hoy, al hacer hincapié en el concepto de independencia financiera, nuestra reflexión será que la mayor capitalización en 12 permite que la gestión empresarial se enfoque con mayor precisión en la generación de valor, antes que en la generación de efectivo para poder atender posibles vencimientos de pasivo expreso.

La mayor independencia financiera lleva a una mejor eficiencia, posibilita decisiones de gestión orientadas a la optimización del valor empresarial porque obvia los requerimientos cortoplacistas de un excesivo endeudamiento.

Entonces ¿Puede defenderse como eficiente una independencia financiera “absoluta”?

Entendiendo por “absoluta” la inexistencia de financiación ajena expresa (ya sea a corto o largo plazo) la respuesta la respuesta es que no puede defenderse esta independencia como eficiente. Asumido que la Compañía genera valor para sus accionistas, la no utilización de fuentes de financiación ajena expresa supone la no utilización de las bondades del apalancamiento financiero.

En resumen:

La eficiencia empresarial mejor se alcanza con un grado suficiente de independencia financiera.

Una independencia financiera insuficiente lleva a la toma de decisiones orientadas a satisfacer a nuestros proveedores financieros (necesidad de efectivo) antes que orientadas a la generación de valor empresarial.

Una excesiva independencia financiera impide la utilización adecuada del apalancamiento financiero como multiplicador de la rentabilidad financiera.

Continuará…

Saludos

Raimon

 Última revisión: 11 de noviembre de 2014

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ImpDista, artículo anterior: Pasivo espontáneo vs pasivo expreso.

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