Cuentas anuales: la memoria, ese documento tan “inútil”
Este es el artículo escrito para “Comunidad Financiera” web de referencia impulsada por Aitor del Valle Sánchez
¿”inútil”?¿Cuántas veces hemos oído comentarios similares?
¿Cuántas veces el análisis de unas cuentas anuales no realiza un estudio detallado de la memoria?
Las cuentas anuales deben analizarse completas.
Hay que leer y analizar también la memoria de las cuentas anuales. Más aún si éstas están auditadas.
La memoria explica con palabras aquello que los números no son capaces de explicar.
Es una información crucial para la correcta interpretación de la situación de la compañía.
No olvidemos que según nuestro plan general contable “El balance, la cuenta de pérdidas y ganancias, el estado de cambios en el patrimonio neto, el estado de flujos de efectivo y la memoria son los documentos que integran las cuentas anuales.”
Sin embargo a menudo nuestro estudio de “las cuentas” se limita al análisis del balance y de la cuenta de pérdidas y ganancias y nos olvidamos de los demás integrantes del documento.
¡Craso error!
A menudo los “olvidados” incorporan información relevante que nos puede pasar desapercibida en el análisis de balance y cuenta de resultados.
Veamos un ejemplo extraído de la memoria de unas cuentas anuales auditadas correspondientes al ejercicio de 2012:
El análisis del balance indica una situación más o menos correcta, quizás algo desequilibrada como consecuencia de un fondo de maniobra prácticamente inexistente. Probablemente lo más preocupante es que las pérdidas de 2012 y 2011 engrosan un largo periodo de importantes pérdidas (¿Desde 2007 / 2008?)
La cuenta de resultados se ha saldado con pérdidas en ambos ejercicios (12 y 11) y no parece observarse ningún cambio estructural indicativo de un “plan de choque” encaminado a corregir la situación.
En la memoria encontramos la siguiente información:
Distribución de resultados:
Pérdidas de 2011, 1’6 millones de euros (sobre ventas de 36 millones) a “resultados negativos de ejercicios anteriores”. Es decir, lo habitual en estos casos.
…Pero en la misma Junta se acuerda la distribución de reservas voluntarias de importe 3’6 millones. Es evidente que si lo hace es porque dispone de reservas suficientes para compensar las nuevas pérdidas y no incumple ningún precepto legal, pero parece que envía un mensaje inadecuado al mercado.
A falta de mayor información parece intuirse que los accionistas de la compañía no están demasiado interesados en el futuro empresarial. Las cosas no van bien, probablemente sería el momento de realizar un plan de inversiones más o menos agresivo que posibilitara ese cambio de tendencia que se apunta necesario al observar la cuenta de resultados.
Sin embargo, en el momento de la Junta aprobando las cuentas de 2011 se decide la distribución de unas reservas cuantiosas. Tan cuantiosas que alcanzan el ¡10 % de la cifra de ventas de 2011! Sin duda un varapalo importante al flujo de tesorería de 2012. Y en el momento de la distribución ya debía intuirse una nueva caída significativa de las ventas que llevaría a más pérdidas en el ejercicio 2012.
Y en el corto plazo cash is King. Todos sabemos lo qué pasará si además de pérdidas tenemos déficit de tesorería. Reducción del acceso a la financiación, falta de liquidez, reducción cifra de ventas, pérdidas, reducción de la financiación, …
Sin duda, si estamos analizando atentamente la situación empresarial, en este punto nos preguntaremos ¿Por qué esta distribución? ¿Quizás los socios no confían en el devenir empresarial? ¿Quizás el cuadro directivo no dispone de un plan estratégico para corregir la situación?
Seguimos leyendo la memoria, más adelante nos encontramos que “teniendo en cuenta la estimación de beneficios futuros” no se ha activado la base imponible negativa generada por importe de 2’4 millones de euros,
¡Pues mal vamos!
El Artículo 25 “Compensación de bases imponibles negativas” del texto refundido de la ley del impuesto de sociedades vigente en 31 de diciembre de 2012 decía:
“1. Las bases imponibles negativas que hayan sido objeto de liquidación o autoliquidación podrán ser compensadas con las rentas positivas de los períodos impositivos que concluyan en los 18 años inmediatos y sucesivos.”
Me parece que si “teniendo en cuenta la estimación de beneficios futuros” para los próximos ¡18 años! no podemos activar esas pérdidas, lo mejor que podemos hacer es, liquidar ordenadamente la compañía.
Llegados a este punto casi podemos afirmar que:
- El auditor no confía en la posibilidad de revertir la situación de pérdidas. (Si confiase hubiera aceptado, incluso posiblemente aconsejado, la activación de esta partida).
- Los socios no parecen estar por la labor, más bien “abandonando el barco”.
- Los directivos no están aportando soluciones. ¿Dónde está el necesario plan de viabilidad?
Y cuando se dan estas circunstancias es seguro que las entidades financieras ya la han detectado (¡o deberían!) y están reaccionando para conseguir las mejores garantías.
Si yo fuera acreedor de esta Compañía estaría preocupado. Pero, ¿Cuántos acreedores de la Compañía son conscientes de esta problemática? Y ¿Por qué no son conscientes del problema?
Sin duda porque ni ellos ni sus asesores se han tomado la molestia de analizar concienzudamente la situación de su cliente. ¡Se han olvidado de la memoria, ese documento tan útil!
¿Las consecuencias? Evidentes. Más bien antes que después estos acreedores deberán dotar la morosidad correspondiente y, probablemente, el incobrado definitivo por un importe significativo (sino total) de la deuda.
Saludos
Raimon
Última revisión: 10 de junio de 2014
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