Sólo es negocio si conviene a las dos partes
A menudo en las negociaciones olvidamos ponernos en la “piel” de la otra parte. Y no hacerlo dificulta alcanzar un acuerdo satisfactorio.
¿Cómo ponernos en la piel de la otra parte?
En toda negociación deberíamos ser capaces de evaluar el negocio desde la perspectiva de la otra parte. Debemos analizar qué costes y beneficios le aportan las condiciones que estamos intentando incluir. Por ejemplo, ¿Cuál es el motivo de que el contrario no quiera aceptar esa cláusula que para nosotros es importante? ¿Qué coste supone para él?
Si somos capaces de analizar el negocio desde ambas perspectivas, seguro que alcanzaremos un acuerdo satisfactorio.
Saludos
Raimon
Última revisión: 1 de julio de 2013
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